En este número se indagan las derivas de una relación cuyos polos, lectura y tecnología, no son relacionables de manera sencilla. Ni excluyentes ni armoniosos, son interrogados a través de ensayos y entrevistas que dan cuenta de la dificultad. Las distintas formas en las que se dio la lectura, desde el papiro hasta el formato digital, son analizadas explorando experiencias históricas, revisando fundamentos filosóficos e interrogando el escenario actual que no cesa de producir perplejidad. Entre la innovación y el vacío de un presente incierto, se abre un espacio para la reflexión sobre un asunto que reclama una sensibilidad original para el quehacer bibliotecario.