Es este un libro de burlerías. Un personal relato de viajes donde Manuel Gil de Oto asume la figura del aguafiestas. El periodista español, oculto tras un pseudónimo, lo publicó cuando todavía no se habían apagado los ecos de los festejos del Centenario. Y hace explícita su visión crítica hacia el país que celebraba, mediante el juicio hacia sus periodistas, viajeros, medios gráficos, escritores, actores y actrices. Logra interpelar el espíritu nacional, sus costumbres y sus figuras más destacadas fusionando versos quejumbrosos y festivos con una prosa aguerrida.
Jorge Luis Borges y Juan Filloy, quizás por ello, le dieron lugar en sus escritos.
Quienes gusten de géneros precisos no hallarán en estas páginas una pieza ejemplar. Puede leerse como un aglomerado: algo de relato de viajes, un poco de poesía, mucho de sátira humorística y varios prólogos. El autor se justifica diciendo que su escrito es “resueltamente cínico y francamente personal”.